jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Instruimos o educamos?

Los modelos de aprendizaje de hoy en día sirven para preguntarse a uno mismo, siempre y cuando ya se tenga una conciencia plena y madura, si la educación que recibimos se puede llamar educación. No nos referimos a educación en el sentido de “jardín de infancia”, “primaria”, “secundaria”, “bachillerato” o “universidad” entre otros, que también, sino que además se incluye en este apartado la educación adquirida por la cultura. Porque es cierto si afirmamos que cada uno de nosotros adquirimos una cultura sin ningún tipo de escuela, incluyendo con ello a profesores o centros escolares, sino que es una cultura que transmite conocimientos de generación en generación.

La pregunta que yo me formulo en este momento es la siguiente: Actualmente, ¿se educa, se forma, o se instruye? Desde los más pequeños hasta los más adultos, la educación está basada en prohibiciones y obligaciones. “¡No se cogen las cosas del suelo!”, “¡Tienes que comportarte bien en clase!”, “¡Tienes que realizar este trabajo para mañana!”, “Si no estudias,  no te llegará la nota para estudiar lo que quieres”, “Si no apruebas a la primera, luego no te quedarán plazas para estudiar lo que deseas”. Si nos fijamos, desde muy pequeños, estamos muy sometidos a una gran presión como forma de aprendizaje. Estamos sometidos al “conditio sine qua non”, regla conformada por el filósofo Inmanuel Kant,  en el que reúne medios y fines. Por ejemplo, si quiero ser médico, necesito sacar está nota para poder entrar en la Universidad. Si quiero ser periodista, tengo que estudiar este tipo de bachillerato. Si simplificamos esta regla al último ejemplo comentado, al bachillerato, éste y lo que él nos enseña, no es un fin, sino que es un medio (aunque pueda que no me guste) por que el que tendré que pasar para llegar a otro fin distinto (estudiar lo que deseo).

Pero si lo vemos desde otro punto de vista distinto, la instrucción lo que hace es promover el conocimiento de lo existente, mientras que la educación se basa en dicha instrucción para poder conseguir esas habilidades y destrezas que nos permitan formarnos de la mejor manera posible lo que hay. Entonces… ¿Cómo se puede educar sin instruir?

Al fin y al cabo, son cosas muy distintas, pero que a su vez deben complementarse,  se puede realizar un símil para entenderlo. Por ejemplo, un periodista debe realizar todas sus redacciones informativas de forma totalmente objetiva, pero inconscientemente en la manera de redactar, o simplemente lo que se selecciona como más relevante ya da un toque de subjetivismo propio del periodista.

Según el Instituto de Estudios Económicos (IEE) el abandono encolar de los jóvenes en España alcanza el 28,8%, doblando la media Europea, que se sitúa en un 14,5%. En 2008, el porcentaje de jóvenes estudiantes dejaban de formarse en la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) fue de un 13,3% en el primer ciclo, mientras que el abandono en el segundo ciclo, de un 28,3%. Muchos de los factores pueden ser personales sin lugar a dudas, pero, ¿tan diferente es el país Español para doblar a Europa en sus estadísticas sobre abandono escolar? Posiblemente sea un error de una de las variables dependientes instrucción-educación, en las que se ha podido llegar a un extremo de una variable menos valorando la otra. Quizás, y solo quizás, una solución podría ser dejar de instruir al joven y dedicar a educarlo en una rama concreta, lo que supondría predisponer al futuro trabajador desde sus primeras palabras a enseñarle el campo donde sus padres quieran que éste se ocupe. Una idea un tanto descabellada, puesto que sometemos al futuro formado a tener que estar estimulado sobre un campo que quizás en un futuro no le llame ni siquiera la atención.


Lo que está claro, es que para educar necesariamente hay que instruir, si no instruyésemos, estaríamos creando máquinas que sencillamente sabrían mucho de poco, y no poco de mucho, lo que no creo que fuera muy beneficioso para el desarrollo del sistema, pues como dijo Descartes “Daría todo lo que sé, por saber la mitad de lo que ignoro”, ¿O no?

1 comentario:

  1. Hola Dani.
    En primer lugar, decirte que es una de las mejores entradas que he visto, argumentas lo que dices, expones datos objetivos, tratas los conceptos con rigurosidad. Pero sin embargo, una gran lástima de esta entrada es la estructuración, es cierto que se puede distinguir de un modo claro la introducción, desarrollo y conclusión, pero no ordenas bien el tratado de datos, te voy a mostrar un ejemplo: realizas la pregunta de educar instruir y formar, y en vez de hablar de eso, empiezas a hablar de lo que se basa nuestra educación.
    Pero bueno, esta muy bien realizada la entrada y creo que te has esforzado en su realización, ten por seguro que la voy a rescatar en mis recomendaciones blogueras.
    Te animo a comentar en mi blog, un saludo, Alessandro.

    ResponderEliminar